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Mi perro cojea ¿Qué debo hacer?

Para cualquier dueño de mascota, es una preocupación observar a su perro cojear. Sin duda, intuimos que algo anda mal y que requiere nuestra atención. Por ello es importante conocer algunas de las causas más probables que originan la cojera en tu perro, y que puedes hacer en forma rápida para atender este problema. En Novecan somos expertos en ortopedia para perros. Si tu perro cojea, este post es para ti.

Mi perro cojea

La cojera puede comenzar de repente o ir progresando paulatinamente. También pueden tener un origen simple como una uña rota, o de complicación media como una lesión aguda, la rotura de un hueso o de un ligamento, o en otros casos requiere una solución más compleja debido a una enfermedad crónica, como artritis o displasia de codo o algo más temible como la enfermedad de Lyme.

Los perros no mienten sobre el dolor, por lo que si notas que tu perro cojea, podría tratarse de una urgencia médica.

¿Qué es la cojera?

La cojera en los perros, es un síntoma de molestia, dolor o anormalidad anatómica, presente en sus extremidades delanteras y traseras, que se manifiesta cuando tu mascota tiene dificultad para apoyar alguna de sus patas.

Se caracteriza por el apoyo anormal o la ausencia de apoyo de las mismas, que afectan a una extremidad o varias extremidades, y en función de la rapidez con la que se presenta y evoluciona, hablamos de cojeras agudas o crónicas.

Causas que originan la cojera

Pueden existir varias causas por las cuales tu perro cojea de repente, entre las que tenemos:

  1. Traumatismo: ocasionados por un golpe recibido, generando dolor e inflamación, daños en tendones, músculos y huesos. Va desde una contusión leve a una fractura. Los perros jóvenes son los más propensos a lesionarse, además de los perros de raza mediana o grande.
  2. Lesión ósea: motivado a fractura, fisura, luxación entre otras causas.
  3. Lesión articular: por procesos degenerativos, infecciones presentes.
  4. Lesión en tejido blando: ocasionado daño en tendones o ligamentos.
  5. Artrosis: enfermedad degenerativa en articulaciones, habitual en perros de avanzada edad.
  6. Luxación de rótula: cuando se desplaza el hueso de la rodilla, fuera del surco femoral hacia un lateral. Es frecuente en perros adultos de raza pequeña.
  7. Causas menores como pequeñas lesiones en uñas, dedos y almohadillas.

¿Cómo atender el problema?

Lo primero que se debe hacer es una evaluación previa que nos permita detectar el motivo.

  • Revisa las patas y trata de encontrar el foco del dolor. 
  • Si al palpar le duele, se queja o intenta morderte, es señal que debes acudir al veterinario lo antes posible, para que pueda determinar las causas posibles mediante pruebas diagnósticas a tu mascota, y así recomendar el tratamiento más adecuado.

En algunos casos, tan solo basta con aplicar un antiinflamatorio. Pero si no surte efecto en un lapso de 48 horas, es muy probable que requiera estudios más avanzados.

Recuerda es muy importante: no medicar a tu mascota antes de acudir a la consulta con tu veterinario, ya que muchos de los fármacos usados en humanos son tóxicos cuando se usan en nuestros perros o pueden causar algún daño en su salud.

 Pasos a seguir según el origen de la cojera

1) Objeto clavado en sus patas: es una de las causas más frecuentes para que un perro sufra cojera, sobre todo, si acostumbras a pasear con tu perro.

Puede tratarse con primeros auxilios, usando un poco de alcohol y tapando la herida para que no se infecte, esto será suficiente para aliviar las molestias del animal.

Si se ha clavado algo en la pata, puedes intentar quitárselo usando unas pequeñas pinzas y luego desinfectar la herida con alcohol o agua oxigenada. Si la herida es muy profunda, lo recomendable es acudir al veterinario para que realice la incisión y si es necesario, colocar puntos de sutura.

2) Artritis canina. Esta patología aparece cuando se inflama la articulación, el animal experimenta dolor, dificultad para levantarse y muestra una actitud mucho más mansa y relajada. El origen de la enfermedad puede ser por una lesión o una deformación congénita.

En estos casos es imprescindible que el veterinario realice el diagnóstico para saber si puede tratarse con medicación o si requiere cirugía.

2.1) Artritis inmunomediada: se debe a la acumulación de inmunocomplejos en el interior de las articulaciones, cuyo origen es autoinmune e infeccioso, provocando dolor y cojera en el perro. 

3) Un hueso roto. Esto puede suceder por un impacto propio de su actividad ya que los perros se emocionan mucho, llegando a romperse alguna parte de su cuerpo sin que presente ningún síntoma. Cuando un perro tiene un hueso roto notarás que no es capaz de apoyar la pata en el suelo y que se queja cuando le tocas la zona.

Lo más prudente es acudir con tu perro al veterinario para que le fije la fractura y contribuya a su pronta recuperación. Esta lesión no debe tratarse de ninguna otra forma que no sea con la ayuda del veterinario.

4) La dislocación de un hueso, esto le causará a tu perro, un intenso dolor al quedar el hueso fuera de su lugar por un golpe o una lesión. En este caso, debe tratarse de manera inmediata ya que puede provocar una hemorragia interna.

Con el tratamiento adecuado se puede curar por completo la dislocación. 

5) Un esguince. Ocurre cuando hay una lesión en el ligamento o un tendón, al doblarse o estirarse más de lo apropiado. Puedes detectar si tu perro sufre un esguince cuando compruebas que el animal no puede apoyar la pata, notas inflamación y está un poco blanda. Lo frecuente es que aparezca hinchazón alrededor de la zona lesionada.

La mejor opción para reducir la hinchazón y aliviar las molestias, es aplicar una compresa fría alrededor de la pata o colocar hielo envuelto en un paño. Esto es solo provisional y es imprescindible que acudas al veterinario para que trate la lesión.

Te mostramos a continuación los posibles tipos de esguince que puede presentar tu perro:

Esguince nivel 1: En este nivel, la lesión del perro es lo más leve posible. El ligamento de perro se ha roto mínimamente, ocasionándole molestias al caminar.

Aunque el perro es capaz de andar, es incapaz de saltar y de correr. La inflamación de la zona y los dolores son importantes.

Esguince nivel 2: Aquí los ligamentos y fibras musculares de la articulación se rompen, aunque los huesos no se vean afectados. Aquí los síntomas del esguince son más fuertes como: incremento del dolor, mayor molestia, aumento de la hinchazón, entre otras.

Esguince nivel 3: Es el más agresivo. Tu perro se sentirá muy mal ya que los ligamentos están totalmente rotos y los huesos de la articulación están afectados. Suelen ser el resultado de traumatismos muy fuertes y poco frecuentes.

6) Quistes interdigitales. Algunas razas de perros son más propensas a padecer este tipo de quiste que pueden llegar a infectarse por la presencia de bacterias. En este caso el animal presenta cojera, con el área inflamada y un tono rojizo, sobre todo en la parte superior de la pata.

Si la raza de tu perro lo hace propenso a padecer estos quistes, es esencial que el veterinario indique un tratamiento, que en la mayoría de los casos, incluye el uso de antibióticos para curar el quiste.

7) La Osteocondritis disecante de la cabeza del húmero (OCDCH).  Suele presentarse en perros de razas grandes y/o gigantes, en la que el hueso que se encuentra debajo del cartílago de una articulación muere debido a la falta de flujo sanguíneo.

Para diagnosticar esta enfermedad, se requiere una radiografía evaluada por un especialista. Las articulaciones más afectadas por esta enfermedad son los hombros, el codo y la rodilla. Esta enfermedad debe ser tratada por el veterinario, mediante una intervención quirúrgica.

8) Neoplasias: son tumores del tejido muscular, articular u óseo, generalmente de crecimiento lento, pero muy invasivo y, en algunos casos, con alta capacidad de metástasis en otros órganos del animal.

Diagnóstico de las cojeras

Si tu perro cojea y acudes al veterinario, el proceso de diagnóstico en una visita al veterinario, puede incluir la siguiente rutina:

1) El veterinario solicita información sobre el problema, por lo que debes mencionar desde cuándo presenta la cojera, posibles traumatismos que hubiera sufrido en los últimos días, el tipo de cojera, y qué otros síntomas presenta tu mascota, tales como: pérdida de peso, decaimiento o fiebre.

2) Se coloca a caminar al perro, siempre que este sea capaz de hacerlo, para observar cómo camina y trota desde distintos puntos, durante la exploración física, dependiendo de la información obtenida, buscará posibles cuerpos extraños, heridas, deformaciones, zonas de inflamación, y puntos de dolor.

3) Utilizará medios complementarios de diagnóstico como rayos X, ecografía, resonancia o TAC, que permita descartar o confirmar la presencia de fisuras, fracturas, displasia, neoplasias, y cualquier otra alteración ósea o articular en tu mascota. Puede requerir sedación o anestesia del animal para hacer estas pruebas.

4) Efectuar estudios de muestras; usando biopsias, donde se toma una muestra del líquido sinovial articular. También el uso de la artroscopia, que permite acceder al interior de algunas articulaciones para diagnosticar y al mismo tiempo, tratar las dolencias del perro cojo. Para completar el estudio y diagnosticar los posibles trastornos inmunológicos o enfermedades infecciosas, es necesario realizar análisis de sangre y orina del perro.

En este post hemos detallado las posibles causas por las que tu perro puede cojear, pero se recomienda asistir con tu perro a tu veterinario de confianza, él podrá hacer un diagnóstico y determinará qué tratamiento aplicar. No improvises al tratar a tu mascota, ella depende de ti.

Si tu perro cojea, en Novecan disponemos de férulas para perros y sillas de ruedas para perros.