La Navidad es una época mágica llena de luces, reencuentros familiares y cambios en la rutina. Sin embargo, lo que para nosotros es motivo de celebración, para nuestros compañeros de cuatro patas puede convertirse en una carrera de obstáculos. Si convives con un perro mayor o con problemas articulares, sabes que el caos de las fiestas trae consigo riesgos que no podemos ignorar.
Cambios en la decoración, suelos más resbaladizos por la limpieza extrema o el ajetreo de las visitas pueden transformar tu hogar, que habitualmente es su refugio, en un lugar inseguro. En Novecan, como expertos en rehabilitación y ortopedia, queremos que estas fiestas sean felices para todos. Por eso, hemos preparado esta guía de seguridad esencial. No se trata solo de dar regalos, se trata de regalar tranquilidad. A continuación, te explicamos cómo adaptar tu entorno para proteger a tu perro con movilidad reducida y evitar sustos innecesarios antes de que empiece el año nuevo.
1. Peligros ocultos: Decoración y suelos resbaladizos
Cuando decoramos la casa, a menudo olvidamos que estamos alterando el «mapa mental» y físico por el que se mueve nuestro perro. Para un animal joven esto no es problema, pero para uno con artrosis, displasia o debilidad en el tercio posterior, cualquier cambio supone un reto.
El primer enemigo es el suelo. En Navidad tendemos a retirar alfombras para que «la casa luzca mejor» o para evitar que se manchen con las cenas, pero esto es un error grave. Los suelos de baldosa, parqué o mármol son pistas de patinaje para las almohadillas secas de un perro senior. Un resbalón tonto puede provocar una distensión muscular grave o acelerar el desgaste de una articulación ya dañada.
La solución preventiva: En lugar de quitar alfombras, añade más. Crea «caminos seguros» antideslizantes en los pasillos y zonas donde se reunirá la familia. Si esto no es posible, considera el uso de botas antideslizantes o protectores de almohadillas. Estos accesorios mejoran la tracción y dan confianza a tu perro con movilidad reducida, permitiéndole caminar entre los invitados sin miedo a «abrirse de patas» y sufrir una lesión dolorosa.
2. Visitas en casa: Gestionar el estrés y el riesgo de accidentes
La llegada de familiares, y especialmente de niños pequeños que corren y gritan, altera profundamente la calma de la casa. El estrés no es solo un problema emocional; tiene consecuencias físicas directas. Un perro nervioso se mueve de forma más errática, intenta levantarse rápido para saludar o huir, y pierde la coordinación fina necesaria para no caerse.
Además, existe el riesgo de los tropezones. Un perro con movilidad reducida que no se mueve ágilmente no puede esquivar a un niño que corre o a un adulto distraído con una bandeja de turrones.
La solución de control: Aquí es donde la ortopedia juega un papel de seguridad vital.
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Usa un Arnés de Soporte: Durante las horas de más ajetreo, mantén a tu perro con su arnés puesto (especialmente si tiene asa dorsal). Esto te permitirá ayudarle a levantarse sin que haga esfuerzos bruscos y guiarlo suavemente lejos del caos sin tirar de su cuello.
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El Refugio en la Cama Ortopédica: La mejor manera de evitar accidentes es la prevención. Coloca su cama ortopédica (esa que reparte su peso y alivia la presión) en una habitación tranquila o en un rincón protegido del salón. Enséñale que ese es su «búnker» donde nadie le molestará. Un buen descanso reduce la rigidez articular y mejora su humor ante las visitas.
3. Viajes de invierno: Seguridad y confort en el coche
Si eres de los que viaja para pasar la Navidad con la familia, el trayecto en coche es otro punto crítico. El frío invernal «congela» las articulaciones, haciendo que la rigidez matutina sea más intensa.
El momento más peligroso no es el viaje en sí, sino la subida y bajada del vehículo. Pedirle a un perro con movilidad reducida que salte al maletero o al asiento trasero es invitar a una lesión de columna o a una rotura de ligamentos, ya que sus patas no pueden amortiguar el impacto del aterrizaje como antes.
La solución logística: No fuerces su espalda ni la tuya cargándolo en peso si no es necesario. El uso de una rampa plegable es la inversión más inteligente para estas fechas. Permite que el perro suba y baje caminando a su ritmo, eliminando el impacto del salto. Al llegar a vuestro destino, tu perro estará menos dolorido y más dispuesto a disfrutar del nuevo entorno.
4. El miedo a la pirotecnia y el dolor articular
Finalmente, no podemos olvidar la Nochevieja. El miedo a los petardos provoca una reacción física inmediata: la tensión muscular. Un perro aterrorizado contrae todos sus músculos, tiembla y se encoge. Para un animal con artritis o problemas de columna, esta tensión prolongada durante horas se traduce en un dolor agudo al día siguiente. A veces, el perro intenta esconderse debajo de muebles estrechos, quedando atrapado o golpeándose las caderas.
La solución terapéutica: Anticípate al ruido. Además de preparar una zona segura y aislada acústicamente, el uso de camisetas de compresión puede ayudar a reducir la ansiedad. Si su movilidad es muy limitada, asegúrate de acompañarlo y usar el arnés para evitar que, en un ataque de pánico, intente correr y sufra una caída grave.
Un regalo de responsabilidad
La Navidad perfecta no es la que tiene más adornos, sino la que termina sin visitas de urgencia al veterinario. Adaptar ligeramente tu hogar y tus rutinas estas semanas no cuesta mucho, pero marca una diferencia abismal en la calidad de vida de tu compañero.
Proteger a tu perro con movilidad reducida de los resbalones, el frío y el estrés es la mayor muestra de amor que puedes darle. En Novecan estamos para ayudarte a elegir las herramientas que harán de estas fiestas un momento seguro y entrañable. Cuenta con nosotros para cuidar de cada uno de sus pasos en esta época tan especial.


