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¿Dolor o pereza? 5 señales sutiles de que tu perro está sufriendo por el frío.

Diciembre ha llegado y, con él, las bajas temperaturas se instalan en nuestros hogares. Es esa época del año en la que nos apetece quedarnos bajo la manta y disfrutar del calor del hogar. Observamos a nuestro perro acurrucado en su cama durante horas y pensamos con ternura: «mira qué perezoso está con el frío». Sin embargo, como propietarios responsables, debemos hacernos una pregunta crucial: ¿realmente es pereza o estamos ante un caso no diagnosticado de dolor articular en perros?

A menudo, normalizamos que un perro senior reduzca drásticamente su actividad en invierno. Asumimos que es «cosa de la edad». Pero la realidad veterinaria es diferente: el frío actúa como un revelador de patologías. La artrosis, la displasia o las viejas lesiones que en verano pasaban desapercibidas, ahora «muerden» con fuerza debido a la humedad y el descenso térmico. Aprender a diferenciar entre un perro tranquilo y uno que sufre en silencio es la clave para garantizar su bienestar.

El instinto de ocultar el malestar

Para entender el dolor articular en perros, primero debemos comprender su naturaleza evolutiva. En la naturaleza, mostrar debilidad o cojera convertía a un animal en una presa fácil o en el último de la manada. Por eso, nuestros compañeros domésticos son maestros del disimulo.

Rara vez escucharás a un perro con artrosis llorar o gemir, a menos que el dolor sea agudo y repentino. El dolor crónico, ese que va y viene con el frío, se manifiesta de formas mucho más sutiles. Son cambios de comportamiento casi imperceptibles que, sumados, nos gritan que algo no va bien en sus huesos.

dolor articular en perros

5 señales sutiles que no debes ignorar

Si sospechas que el invierno le está pasando factura a tu mejor amigo, activa tu radar y busca estos cinco indicadores. Son las «banderas rojas» del dolor articular en perros:

1. El lamido obsesivo («La señal silenciosa»)

¿Has notado que tu perro se lame insistentemente una pata, la zona de la muñeca (carpo) o incluso la cadera? Muchos dueños confunden esto con una alergia o una manía de limpieza. Sin embargo, cuando el lamido se centra en una articulación específica, suele ser un intento desesperado de aliviar la inflamación mediante la saliva y el masaje de su propia lengua.

2. La rigidez matutina («El arranque en frío»)

Presta atención al momento en que se despierta. Un perro con dolor articular en perros se levantará como un «robot»: con movimientos cortos, rígidos y torpes. Es posible que tarde unos minutos en caminar con normalidad. A esto se le llama «calentamiento de la articulación». Si notas que mejora tras caminar un poco, pero vuelve a estar rígido tras el descanso, es un síntoma clásico de artrosis.

3. Rechazo a las alturas y obstáculos

Antes subía al sofá de un salto o corría emocionado hacia el maletero del coche. Ahora, se queda parado, te mira y espera a que lo subas. No se ha vuelto vago; simplemente ha aprendido que el impacto de la caída al saltar le provoca un pinchazo agudo. Evitar escaleras o dudar antes de subir un escalón son mecanismos de defensa contra el dolor.

4. Cambios de humor e irritabilidad

El dolor crónico agota la paciencia de cualquiera, y ellos no son una excepción. Si tu perro, que siempre fue mimoso, ahora gruñe cuando le tocas la parte trasera, o se aleja a otra habitación cuando hay gente en casa para que no le molesten, cuidado. El aislamiento social es una respuesta frecuente al malestar físico continuo.

5. Posturas extrañas al descansar

Fíjate en cómo duerme. Si antes se enroscaba como una bolita y ahora duerme con una pata estirada de forma rígida, o le cuesta encontrar la postura y da muchas vueltas antes de tumbarse, es porque no encuentra comodidad. La incapacidad para relajarse completamente afecta a su calidad del sueño y, por tanto, a su sistema inmune.

¿Por qué el frío es el enemigo?

Científicamente, el invierno agrava el dolor articular en perros por varios factores. El principal es la presión atmosférica: cuando baja (típico de días nublados o lluviosos), los tejidos inflamados se expanden, aumentando la presión dentro de la articulación. Además, el frío reduce la circulación sanguínea periférica y hace que el líquido sinovial (el aceite que lubrica las rodillas y codos) se vuelva más viscoso y espeso, provocando esa sensación de «engranajes oxidados».

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Soluciones en casa: Calor y Confort

Si has identificado alguna de estas señales, no te alarmes, pero actúa. No necesitas medicalizar a tu perro inmediatamente, pero sí adaptar su entorno. En Novecan recomendamos tres pilares básicos:

  1. Camas Ortopédicas: Son la inversión más importante. A diferencia de las camas de relleno de fibra que se aplastan, la espuma viscoelástica de alta densidad mantiene la columna recta y elimina los puntos de presión en caderas y codos.

  2. Calor Local: Mantener las articulaciones calientes es vital. Evita que duerma directamente sobre el suelo.

  3. Suplementación: Ayudas naturales como el colágeno o los condroprotectores ayudan a nutrir el cartílago desgastado.

Detectar a tiempo el dolor articular en perros es el mayor acto de amor que puedes tener con él. No dejes que pase el invierno sufriendo en silencio; observa sus señales y regálale el confort que se merece.

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